Anoche de madrugada tras el TQ de la 1 el trío de golfos trasnochadores decidimos pasar el rato en la sala de clan.
Todo comenzó de forma muy normal, conmigo fabricando barricas como una posesa y ellos pasándome materiales. Conseguimos activar una o dos mejoras de clan antes de que me diese cuenta de que el mercader de decoraciones vendía un nuevo objeto: El montón de nieve. Compré 3 de ellos y me puse a decorar a ver donde quedarían bien.
Tras un rato sin decidirme, Russell sugirió que hiciésemos un puente entre dos columnas. Así que me fui a la ciudad e intercambié todos mis copos de nieve por copos de nieve perfectos para poder canjearlos por más montones de nieve, en concreto 25. Con dicha nieve en el inventario, nos dispusimos a crear sobre el TP central de la sala un puente de nieve que comunicaba dos columnas de diferente altura. Yo comencé la construcción, César la perfecciono re-colocando algunos eslabones y Russell fue el beta tester, quien subía y bajaba por el puente convertido en bola de nieve.
Hasta aquí todo normal, ¿verdad? Bien, resulta que tanto a César como a Russell les entró el ansía de aventuras y decidieron que había que explorar la parte superior de la sala. Decían que se veían unos andamios allá en la lejanía y yo dije que seguramente a nivel 40 de clan nos dejarían acceder a otro trozo de la sala. Sin embargo, ellos decidieron que no podíamos esperar, que era nuestra obligación como intrépidos exploradores el adentrarnos en territorio desconocido.
Así pues, armados con nuestros planeadores comenzamos el ascenso. Al principio podíamos llegar de un saliente a otro, pero pronto se hizo patente que la habilidad de vuelo infinita era necesaria, por lo que yo me veía obligada a quedarme atrás al no poseer dicha habilidad. No obstante, César cogió a su mesmer y me puso portales. Mientras tanto Russell que había llegado al otro lado por sus medios estaba maquinando algo épico. ¿ Y si construimos un puente con la nieve que nos queda? Se le ocurrió.
Comprobamos que no era suficiente, nos re-aprovisionamos y comenzó la construcción. Así poco a poco y montón a montón conseguimos llegar a la parte superior. Yo me quedé maravillada con el paisaje, las estructuras y todo el entorno de la zona. Era simplemente impresionante.
Pasamos unas horas subiendo y bajando, explorando cada rincón y escalera, viendo la forma de conectar toda aquella zona perfecta y maravillosa llena de sorpresas con la parte ya conocida que usamos a diario. Por suerte, tras mucha hacer y deshacer encontramos en lugar donde establecer una conexión.
Por tanto, queridos compañeros de clan. Hoy cuando entréis a la sala, os insto a buscar y encontrar la forma de subir. La hemos dejado fija y no tenemos intención de quitarla.